La Liturgia Cuaresmal

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Dentro de pocos días daremos inicio a la Liturgia Cuaresmal, un tiempo favorable, durante el cual se asciende a la santa montaña de la Pascua.

El tiempo de cuaresma, con su doble carácter, prepara tanto a los catecúmenos como a los fieles en orden a la celebración del misterio pascual. Los catecúmenos se encaminan hacia los sacramentos de la iniciación cristiana, tanto por la "elección" y los "escrutinios", como por la catequesis; los fieles, por su parte, dedicándose con más asiduidad a escuchar la Palabra de Dios y a la oración, y mediante la penitencia, se preparan a renovar sus promesas bautismales (Carta circular sobre las fiestas pascuales, 6).

La evolución progresiva de la cuaresma, definida por algunos estudiosos como “salvaje”, exigía una radical renovación. Es así que el Concilio Vaticano II ha simplificado la estructura de este tiempo litúrgico sobrecargado de agregados pre-cuaresmales. La riqueza que el tiempo cuaresmal contiene no se puede menoscabar con estructuras ajenas a su carácter propio.

A fin de obtener los frutos que la Santa Madre Iglesia desea para sus hijos en este tiempo, la constitución Sacrosanctum Concilium, al número 109 afirma:

Puesto que el tiempo cuaresmal prepara a los fieles, entregados más intensamente a oír la palabra de Dios y a la oración, para que celebran el misterio pascual, sobre todo mediante el recuerdo o la preparación del bautismo y mediante la penitencia, dese particular relieve en la Liturgia y en la catequesis litúrgica al doble carácter de dicho tiempo. Por consiguiente:

a) Úsense con mayor abundancia los elementos bautismales propios de la Liturgia cuaresmal y, según las circunstancias, restáurense ciertos elementos de la tradición anterior.

a) Dígase lo mismo de los elementos penitenciales. Y en cuanto a la catequesis, incúlquese a los fieles, junto con las consecuencias sociales del pecado, la naturaleza propia de la penitencia, que lo detesta en cuanto es ofensa de Dios; no se olvide tampoco la participación de la Iglesia en la acción penitencial y encarézcase la oración por los pecadores.

A tal fin, el Concilio ha suscitado la renovación del leccionario y el misal en referencia a las celebraciones cuaresmales. Además de la riqueza de los textos eucológicos en los formularios cuaresmales reformados, tenemos abundancia de textos bíblicos. La celebración litúrgica, también del punto de vista temático, pone el acento principal en el Domingo. En los cinco domingos precedentes al Domingo de Ramos, el leccionario ofrece la posibilidad de tres itinerarios diversos y complementarios.

Es menester, pues, no descuidar este tiempo y sacar el mejor provecho, de modo que purificados del corazón, subamos a la montaña santa de la Pascua de Cristo, resucitando a vida nueva mediante la muerte a nosotros mismos y la resurrección en Cristo.

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